Rodriguez Guillermo @guillermodde
Escritor ocasional - Lector muy ocasional no participativo
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Soñador incansable que se satisface
llenando vacíos, enderezando entuertos,
y deshaciendo nudos.
Obras Publicadas
POR SI ACA
una Poesia de
Rodriguez, Guillermo
publicada hace 139 dias


Publicada el Viernes 08 de Diciembre del 2023, publicada hace 139 dias
" POR SI ACA "

No sé si te he dicho
que cuando estoy con vos
se me nubla la mente,
 lo revelan mis bobadas.
No sé si te he dicho
que cuando estoy con vos 
se me vuela el tiempo,
ni qué decir los días, 
las horas ni hablar...
                   
No sé si te he dicho 
que cuando te veo, 
se me esfuma el universo,
 todo pierde sentido 
o cambia de color.
No sé si te he dicho 
que abrazarte fue tocar el cielo, 
fue tener entre mis manos
 un sueño que es real... 
¿por qué esperé tanto tiempo?
                   
No sé si te he dicho 
cuánto te quiero, 
por ahí dicen que hay cosas
 que no hace falta decir
 (se palpan, se huelen, se ven), 
 pero hay algo que me quema dentro, 
y es que te quiero.
                                   
© Güili Rodriguez
@guillermodde

Esta poesía forma parte del libro 
31 regalos para Andrea


SOLO ELLA
Cuento Policial de
Repetto, Haydee silvia
publicada hace un año y 197 dias

Lunes 26 de Junio del 2023
Recomendo una Obra de Repetto Haydee silvia
"SOLO ELLA"


                                                                       SOLO ELLA

Esa mañana Paulina estaba más deprimida que nunca, imágenes sombrías la habían acorralado día y noche.

Se acercó a la ventana, en los mini estanques de su hermoso parque algunos peces ya estaban panza arriba. Eso le pareció una señal aciaga.

   Juan, su esposo, gracias a su profesión de arquitecto, tenía una excelente economía.

 No escatimó dinero para construir la casa más elegante de la distinguida zona donde vivían.

De líneas modernas, estaba rodeaba por un parque de ensueño, colmado de adornos elegidos por Paulina.

 Ella, como de costumbre, pronto se aburría y los desechaba. En un rincón trasero del jardín   se acumulaban sirenas, floreros, esculturas, asientos, hamacas, columnas jónicas y todos los adornos de jardín imaginables. A ella nada le daba placer por mucho tiempo. No era feliz.

El agua está podrida y el plomero no viene”. rezongaba insistentemente.
 Nada funciona bien en mi existencia, estoy cansada, no se para que vivo, cualquier día de estos me tiro bajo el tren”.

Siempre repetía las mismas frases, de manera amenazante, casi extorsiva.

Pero esta vez Paulina parecía estar dispuesta a terminar con su aburrida e insatisfecha existencia.

 Se dirigió al dormitorio, cincuenta capsulas especiales la esperaban sobre su mesa de luz. Pero como de costumbre, siempre algo se interponía para lograr sus intenciones. No tenía agua para tomarlas.

Maldita sea mi suerte “gritó mientras se golpeaba el pecho de manera teatral. Fue hasta la cocina, la heladera estaba desenchufada, vacía.

 “No hay nada, ni vino, ni coca”. Era como si la casa estuviera deshabitada, abandonada por todos.

 Comenzó a llamar a los gritos a su esposo y a los sirvientes, pero nadie le contestó.

enfurecida por sus continuas frustraciones tomó una jarra de la vitrina y se fue directo a la pileta de natación, la llenó de agua. Un olor fuerte a químicos, algas y cloro la invadió, pero no importaba, total éste sería el último sufrimiento de su vida que la iba a atormentar.


Una a una fue tomando las cápsulas, no pensó en vaciarlas en la jarra, solo tragaba y tragaba, de vez en cuando empujaba con sus dedos las capsulas atravesadas, lo hacía con tanta fuerza, que le provocaba arcadas.

No supo cuántas había tomado, pero se sintió aturdida, Se tiró en la cama.

 La despertaron las ganas de vomitar.

Apenas pudo llegar hasta el baño se colgó de la cortina para sostenerse. El barral no aguantó su excesivo peso, finalmente cayó sobre su nuca. Esto le ocasionó un corte profundo.  Se desmoronó lentamente, su abdomen le sirvió de contención, pero no pudo evitar que el borde de la bañera le cortara la frente.

          Cuando vio tanta sangre se asustó, no era lo planeado en su mente infantil “Ay Dios mío, ayúdame, yo sólo quería dormir y morirme sin sentir nada.

Arrastrándose llegó hasta el comedor, tenía que hacer un esfuerzo más para salir al jardín y pedir ayuda.

Los escalones del vestíbulo la golpeaban fuertemente, mientras su cuerpo pesado caía rodando.  Por suerte, ya estaba afuera.

 Aun confundida, algo le decía que tenía que seguir. Las piedritas grises de la entrada se le clavaban en la piel, eran puntazos, arañazos. su camisón de lino, que hacía tres días no se sacaba, no era buena protección, el gris del pedregullo se fue enrojeciendo. Paulina sólo quería llegar hasta un estanque cercano.

Por fin su rostro se hundió en el agua.  Las burbujas entraron por su nariz, ojos, boca y oídos.

 Los peces muertos quedaron enredados en su cabellera.

Dicen que, en el momento de la muerte, un recuento de nuestras vidas pasa por la mente. La única imagen que vio la fatídica Paulina fue la palmada que le dio la partera cuando nació.


Murió ahogada, eso era innegable, pero la carátula de la causa decía “Muerte dudosa”.

Lo primero que llamó la atención de los policías fue la jarra con agua podrida en la mesita de luz. Luego comprobaron el amontonamiento de cápsulas, con lastimaduras de dedos en su garganta, golpes sangrantes en la cabeza, marcas de arrastre y por último, la fatal sumersión en un estanque de 40 cm de profundidad. Estos datos hicieron que rápidamente sospecharan del marido.

Él había comprado los somníferos, él había despedido a los sirvientes, él había cerrado las llaves del agua para obligarla a irse, él puso el cartel de venta en la casa, él la maltrataba llamándola gorda torpe delante de todos.  Él tenía una amante.

El detective concluyo su informe,” Esto es din dudas un asesinato. Además, si no lo fuera ¿quién se suicidaría de una manera tan extravagante? “ 

                                                                                                               HAYDEE REPETTO


EL ELECTRICISTA
Cuento Policial de
Garcia Miqueo, Mariano
publicada hace un año y 150 dias

Lunes 26 de Junio del 2023
Recomendo una Obra de Garcia Miqueo Mariano
"EL ELECTRICISTA"


Cuando la sargento Mora Pastrana irrumpió en esa escena del crimen, el panorama era devastador. Aunque le haya tocado percibir la escenografía al revés, porque lo primero que descubrió fue al supuesto asesino detenido y en evidente estado de shock, después a la madre de la víctima  tratando de reconstruir el crimen desde el dolor, y por último, el cuerpo del delito. Este último era el de un niño llamado Ciro, de apenas cinco años de edad y que flotaba sin vida dentro de una bañadera repleta de agua con restos de sangre. La sargento Pastrana solicitó precisiones al oficial a cargo, pero sin dejar de observar a la madre de Ciro, que, sin demasiados resquicios de llanto, no paraba de gritar para que todos a su alrededor la escuchasen. Mora regresó de sus cavilaciones cuando su colega le informó que el supuesto autor material era el padre del niño, un tal Martín Brassi, y que la madre de la víctima se llamaba Tamara Roncaglia, ambos en la actualidad, en matrimonio consumado.


Minutos después, Mora interroga a Tamara Roncaglia.

-Señora Roncaglia, soy la sargento Pastrana y necesito que me cuente que pasó.

- ¡Lo de siempre, oficial! ¡Mi marido y sus eternos ataques de celos!

- ¿Celos? ¿Hacia quién?

- A todo, oficial…-se encoge de hombros y luego remata:- a todo lo que tenga pantalones.

-Señora, trate de ser más específica. Habla de celos de su esposo, pero no más. Necesitamos saber que los llevó a esta tragedia.

-Él llegó justo cuando el electricista estaba arreglando una perilla de la luz y, de buenas a primeras, comenzó a gritar que este hombre era mi amante. Entonces, sin mediar más palabras, empezó a agredir al hombre, forcejearon y terminaron golpeando a mi hijo en la cabeza y este… - la voz se le entrecorta y no puede terminar la frase.

Mora respeta la pausa obvia, pero luego continua.

-¿Qué hizo este hombre cuando se dio cuenta de que lastimaron a su hijo?
-Huir despavorido, pobre.
-Golpeo a un niño, este queda inconsciente y se fuga. ¿No le parece raro?
-...

-¿Cómo se llama este hombre y cuanto hace que contrata sus servicios.

-No...no sé.
-¿No sabe, qué? Haga memoria, por favor.

-No sé su apellido. 

El silencio de Mora parece intimidarla.

-Creo que era... Ferreyra. Sí, ese era su apellido. Y sí, era la primera vez que venía -se tapa la cara y prosigue: - Por favor, sepa entenderme por el momento que estoy pasando.

- Por supuesto. Y dígame: ¿Dónde o por medio de quién lo contactó?

-Por un aviso en redes sociales y le escribí- contesta la mujer sin dejar de restregarse las manos.

-¿Y usted acostumbra a contratar servicios así en tiempos de tanta inseguridad?

La mujer queda petrificada mirándola durante varios segundos y cuando intenta modular palabra, Mora se adelanta: -Por ahora no más preguntas, señora Roncaglia.

La servidora de la ley  emprende retirada y algo la detiene para volver hacia su interlocutora.

-Señora Roncaglia... algo más. Necesito ver el mensaje de contacto con ese plomero.

-¡No! Imposible, oficial- grita y agrega:- mi marido destrozó nuestra computadora.

-Bueno. Ya volveremos a hablar, señora.

Mora descubre que el supuesto asesino ya no está en la escena. Al consultar, le informan que fue trasladado a un nosocomio para ser asistido y posteriormente quedar detenido. Si quiere interrogarlo deberá esperar hasta el otro día y sabe que eso no será tarea sencilla. Antes de abandonar el lugar, pide el teléfono de Tamara Roncaglia.


¿Por qué no será tarea sencilla interrogar a Brassi? ¿Qué o quién puede complicar su trabajo? Lisa y llanamente, Silvio Ferranto, el jefe de Homicidios. Un policía corrupto de larga data y que es apodado “El Japo” por su descendencia familiar materna y otras yerbas. El mismo, desde que ella ingresó a las esferas de dicha jurisdicción policíaca, le dejó en claro, que para trabajar en paz, deberá pasar por su cama, algo que Mora preferiría la muerte antes que esa opción. Si bien la sargento es personal efectivo de Narcóticos, cuando la solicitan para colaborar en Homicidios, queda bajo el territorio de Ferranto. Esto es lo que lleva a Mora a atajar el golpe metafóricamente hablando, y a comunicarse esa misma noche con el mayor Humberto Bressan, superior inmediato tanto de ella como de Ferranto, y en un claro , decoroso e ingenioso puenteo consigue autorización para hablar con el acusado sin tener que hacer escala  en la órbita del jefe de Homicidios.

Mora se sienta frente a Martin Brassi y, después de varias preguntas de rigor, descubre que el hombre continua en un evidente estado de shock. No habla, no parpadea y llora en silencio cuando le nombran a su familia. Al no encontrar respuestas, Mora decide retirarse, no sin antes advertirle de que en algún momento deberá hablar. Se está yendo, cuando descubre en el detenido una herida sobre su ceja derecha que consiste en una profunda lesión realizada con un elemento punzante. ¿Por qué no fue tapada y limpiada  la misma con un apósito? 

Cuando sale de la sala de interrogatorio con esta incógnita invadiéndola, se encuentra con Ferranto de frente.

-No pierdas tiempo, bombón- dice él en tono alusivo, pero visiblemente molesto.

-No voy a definir mi teoría hasta que no hable con Brassi- contesta tajante ella.

-Linda…- se acerca hasta su cara- no me compliques las cosas. Ya bastante con qué me puenteaste en mi propia jurisdicción. Este caso está resuelto porque Brassi es culpable ¿sí? Punto final.

-Perdón, pero no para mí - responde ella mientras emprende retirada- por lo menos hasta que Bressan, mi verdadero jefe, diga lo contrario.

No hace ni dos pasos, cuando Ferranto la toma de un brazo y la gira para apretarla contra su cuerpo con la otra mano. Esa segunda mano se apoya en su muslo y ella siente un fuerte e inmediato dolor. Por inercia, Mora suelta un artero rodillazo que se incrustan en los testículos de su atacante. El hombre retrocede con el dolor pintado en sus pupilas, pero tomándose la mano con la que tocó la nalga de la joven.

- ¡Me volves a tocar y te mato, basura! - dice ella iracunda poniendo por inercia la mano en la funda de su arma.

- ¡Aléjate de este caso porque me vas a conocer como enemigo, putita! – le advierte Ferranto sin dejar de sobarse su entrepierna.


Ya en su casa, Mora toma una ducha reparadora. Debe pasar en limpio lo que tiene del caso. Martin Brassi por ahora es una incógnita mientras no hable. Tamara Roncaglia tiene un discurso repleto de incompatibilidades. Sin ir más lejos, como contactó al electricista es solo un ejemplo de ello. Ella es, sin dudas, su primera y única sospechosa hasta acá. En ese instante, se atraviesa el recuerdo del acoso reciente de Ferranto. Siente asco. Se manifiesta con ganas de vomitar, pero no pasan de arcadas. Porque en realidad, es uno más de los tantos desde que se conocen, pero hasta acá ninguno había sido tan violento. Se toca el brazo que le apretujó y descubre que tiene un profuso moretón. Y casi por inercia lleva su otra mano al muslo que le manoseo y siente un fuerte ardor. Se mira y tiene una herida punzante. Enseguida recuerda la herida en la ceja de Brassi. Sale despedida de la ducha y se cambia en tiempo récord. Sabe que son las seis de la tarde y a las siete Ferranto se va de su oficina. Debe apurarse si quiere descubrir cuanto antes la verdad en este crimen.


Mora llega a la seccional. Ya casi nadie habita el lugar. Va directamente a la oficina de Ferranto. La puerta está apenas abierta. Él habla por su celular con altavoz, mientras hojea la revista El Budoka. Cuando Mora está a punto de golpear, escucha que intenta calmar a alguien y remata diciendo: “Lo arreglo y te llamo ¿sí?” Entonces Mora espera unos segundos para no levantar sospechas, y luego golpea.

-Silvio… ¿Se puede?

-Sí, pase- responde él con una mirada condescendiente cuando la ve.

-Me equivoqué -dice ella sentada frente a él mientras encoge sus hombros- ese loquito, como decís vos, es culpable. No hay otra. Quiero pedirte disculpas por todo y estoy a tu entera disposición para lo que venga- cierra ella sumisa, pero mirándolo fijamente .

-No, perdóname vos- sonríe el jefe dejando caer sus parpados- y me encanta que me entiendas, Morita. Si te parece, te espero mañana bien temprano para presentarle el informe final a Bressan ¿sí?

-Perfecto.

-Mora…-prorrumpe  Ferranto mientras la joven se está yendo.

-Sin rencores ni dobles intenciones: si queres, en un rato corto y podemos tomar algo.

-¡Por supuesto!.

-Listo- dice él agradeciendo mientras se persigna.
Mora se va con este último gesto manual de Ferranto en su mente . Sale de allí y va directo al baño, que se encuentra a unos veinte metros de distancia. Entra y le envía un mensaje a Tamara Roncaglia diciéndole que se comunica de parte del Jefe de Homicidios  Ferranto y que se comunique con él cuanto antes por algo muy importante. Del otro la mujer le responde que de inmediato lo hará.

Un rato después, sale del baño y por el pasillo observa como Ferranto se está yendo. Cuando este se pierde por la arcada de la puerta, Mora entra a su oficina y retira el grabador que dejó allí  sobre el escritorio a hurtadillas  durante la charla que tuvieron.

Ya en la comodidad de su auto, Mora escucha toda la grabación y la alegría le invade el rostro cuando descubre que Ferranto, una vez más, usó el altavoz para llevarla a cabo. Luego, ingresa a internet desde su teléfono para buscar algunos datos que la acerquen a Ferranto.


A la mañana siguiente, el mayor Bressan y Mora se encuentran un rato antes . Enseguida repasan la grabación juntos para después ir al encuentro con Ferranto. Antes de que este último comience con su monólogo, Mora lo interrumpe y pide la palabra al mayor Bressan.

-Disculpen, señores, pero necesito compartirles algo, que, si bien no tiene validez oficial, puede marcar un precedente para iniciar una jugosa investigación.

Ferranto está desconcertado. La cinta de audio empieza a correr.

-Hola, Tamy-dice la voz de Ferranto- te dije que esperaras que yo te llamara, pero no importa. Escúchame: la otaria de Pastrana cayó. Se creyó que tu marido es culpable. No hay pruebas. Solo la de mi anillo por la herida que le hice en la sien cuando peleamos. Después, nada. No hay indicios de la pelea  con tu marido en tu casa , ni cuando forcejeamos y por mi empujón él golpeo a Ciro y lo mató. ¿Vos que le dijiste a ella?

-Nada- responde Tamara-. Le dije lo que pactamos. Que no tenía registro del contacto con el electricista porque me comuniqué con él a través de internet y que la computadora la rompió Martín. Escúchame: ¿Te la sacaste de encima a la compu? ¿no?

-Sí, boluda. Bah, todavía no. La tengo en el auto, pero hoy mismo la hago desaparecer porque tiene restos de sangre de Ciro cuando se golpeó contra ella. ¿No diste ningún nombre que nos pueda complicar, no?

-¡Silvioo! ¡La puta que te parió! ¡Ya bastante tuve con  tener que hacerme pasar por madre compungida cuando solo soy la mujer del padre del pibe! -trata de serenarse , entonces baja la voz- ¡Así que hace desaparecer ya mismo esa maquina porque no pienso terminar presa por un muerto que es de ustedes dos!
-Tranquila, bebé...yo lo arreglo. Algo más: ¿Diste algún nombre?

- No, gordito. Aunque- se ríe nerviosa- casi meto la pata cuando me preguntó el nombre del electricista. ¿Podes creer que casi le digo Ferranto y sobre la marcha lo corregí por Ferreyra?

Ferranto se levanta con intenciones de abandonar la escena, pero la puerta se abre y aparecen dos efectivos para retenerlo. Mora mira a Ferranto, aunque habla para Bressan.

-Mayor, si necesita alguna prueba más, el anillo que el señor Ferranto porta es un Kakute ring. Es un arma ninja, del cual el comisario es un gran coleccionista en la materia por su ascendencia familiar, y con el que puedo apostar y le pido que corrobore, le originó la herida en su cabeza a Brassi. Algo más, mayor: si necesita más pruebas, con algo más de privacidad, puedo mostrarle que con esa misma arma lastimó a alguien más.

 

 

                                                                                                     FIN.




UN DíA, LOS DíAS
una Poesia de
Rodriguez, Guillermo
publicada hace un año y 47 dias


Publicada el Viernes 10 de Marzo del 2023, publicada hace un año y 47 dias
" UN DíA, LOS DíAS "

No hay ocasos al mediodía,
solo la conciencia 

de horas pasadas,
el recuerdo les suma valía
fueran bien o malgastadas.
Son la experiencia de este ya,
presente y regalo,
un ahora donde estar anclado 

con la esperanza
en las horas por venir,
para que valgan la pena
de ser vividas.

© Güili Rodriguez
ILUSTRACIÓN: @guillermodde



PATERNIS DONUM
un articulo de
Rodriguez, Guillermo
publicada hace un año y 91 dias


Publicada el Miercoles 25 de Enero del 2023, publicada hace un año y 91 dias
" PATERNIS DONUM "


Ser padre es un don, y "cada don 

trae una responsabilidad" decía Ben Parker.
Un regalo que es oportunidad: primero, de ser partícipe 

del milagro de la vida; y también la chance de mejorar, 
no por uno mismo, si no por el otro.  
Por ese ser que te mira con ojos abiertos, 
y como esponja absorbe lo bueno y lo malo de nosotros; 
donde cada momento es la ocasión de amar al otro, 

con todas las letras, sin esperar nada a cambio. 
Suelo bromear diciendo que es un "acto de fe" 

(aunque eso se pueda solucionar con una simple prueba de paternidad); 
pero hoy me atrevo a decir que es también "una elección", 

del día a día: ser soporte, referente, casa, camino, sostén, aliento, perdón...

Solo me queda agradecer a todos los padres que me dió la vida: 
al que me engendró, me crió y hasta el día de hoy está a mi lado; 
y a los padres del alma que me acompañan en esta carrera de la vida.

© Guillermo Rodriguez



VEINTITRéS
una Poesia de
Rodriguez, Guillermo
publicada hace un año y 117 dias


Publicada el Viernes 30 de Diciembre del 2022, publicada hace un año y 117 dias
" VEINTITRéS "

Comienza un nuevo año,
teñidos de esperanza,
festejamos la vida,
atajando cada jornada.  
 
A ganar nuevos horizontes
ampliando nuestra mirada,
fortaleciendo afectos,  
y cimentando alianzas. 


Gambeteando cada día,
defendamos la casaca,
sin buscar otro premio 

que felices volver a casa.

©Güili Rodriguez


Feliz nueva vuelta al sol!




LISONJAS
una Poesia de
Rodriguez, Guillermo
publicada hace un año y 125 dias


Publicada el Viernes 23 de Diciembre del 2022, publicada hace un año y 125 dias
" LISONJAS "

Viajan, viajan
las gotas en el río.
Pasan, pasan
los años cual suspiro.
Queman las horas
si estoy vacío.

Vuelan, vuelan
días bajo tu abrigo.
Sueñan, sueño
segundos en el infinito...
Pero es eterno
tu amor junto al mío.

Esta locura no pasará.
No finjas que estás lejos
si estás aquí adentro.
Todo termina si no estás conmigo.

© Güili Rodriguez

Esta poesía forma parte del libro 
31 regalos para Andrea