A+
A-


Adorable estafadora

un Cuento de
Sequeira Horacio Daniel




El Parque Central durante el día es acogedor, familias enteras suelen pasar parte de las mañanas o de las tardes tomando sol. Lugar ideal para almorzar en un césped casi perfecto o para pasear los perros y hacer ejercicios, caminando o pedaleando.

Fue allí, hace tres meses cerca del mediodía que Pablo conoció a Lorna y es allí donde diariamente, desde entonces, que los dos comenzaron a encontrarse a la hora del almuerzo. Se conocieron el día que ella fue víctima de un robo. Pablo, que pasaba por el lugar en ese momento, como lo hacía todos los días, logró ahuyentar al bandido que la amenazaba con un cuchillo, pero no pudo impedir que llevase el bolso de Lorna.

Ese día, después del hecho, Lorna consiguió recuperarse del susto y se presentó para después agradecerle por haberla salvado.

No sé qué me hubiera pasado si no hubieras estado aquí en este momento.

_ No es para tanto, estoy lejos de ser un héroe, además no pude evitar que pierdas tu bolso.

_ No se llevó nada importante, sólo mi almuerzo.

_Entonces almorcemos juntos, me imagino que estarás con hambre.

_Me comería un elefante.

Y así comenzó la historia entre ambos.

Lorna era una joven soltera de casi treinta años, una mujer encantadora y muy amable. Pablo era un cuarentón divorciado y estaba fascinado con la belleza y la sonrisa de Lorna. Después de las presentaciones se quedaron hablando durante algunos minutos, intercambiaron sus números de teléfono y quedaron en encontrarse para almorzar al día siguiente.

Los encuentros entre Pablo y Lorna se hicieron cotidianos y cada vez más íntimos. Pero el primer beso sólo se dio en la cuarta o quinta cita. Parecían muy felices. Todos los días, de lunes a viernes, almorzaban juntos sentados en el mismo banco. Tenían gustos similares e incluso coincidían en el ámbito de la actividad profesional, ambos trabajaban en empresas farmacéuticas, competidoras entre sí y que,  vaya otra coincidencia, tenían oficina en el mismo edificio, el Palacio Real, pero en pisos diferentes. Como los dos trabajaban en los laboratorios de las empresas, eran raras la veces que visitaban las oficinas, por eso nunca se habían cruzado.

Lo que Pablo no sabía era que lo que sucedió el día en que se conocieron no había sido un evento casual, sino algo planeado hasta el más mínimo detalle por Lorna. Ella había cronometrado su rutina desde la salida de su casa y había decidido que la hora del almuerzo en el parque era el momento ideal para simular el asalto.

Hablar de trabajo para quienes están en el mismo ramo no es difícil, tanto Pablo como Lorna intercambiaban impresiones sobre temas relacionados especialmente con el área de la cosmética, por lo que el interés de uno y de otro en relación a ciertos temas era más que evidente, sólo en algunos temas Pablo, que trabajaba en el área de investigación, evitaba hacer comentários más detallados, casualmente los temas que más le interesaban a Lorna, cuanto más interés ella mostraba, él menos hablaba; siempre adoptó una actitud profesional de fiabilidad en relación con la empresa.

Después de un tiempo, Pablo comenzó a preocuparse más con la insistencia de Lorna en cuestiones relacionadas con los resultados de su última investigación. Esto ya lo estaba dejando bastante molesto, fue cuando decidió alejarse de ella inventando excusas de todo tipo, a pesar de su relación amorosa.

Al mismo tiempo, Lorna ya se estaba impacientando con la poca información obtenida en sus embestidas, por lo que aprovechando que la relación se estaba enfriando, decidió adoptar otra táctica. En la primera oportunidad que tuvo, se mostró acompañada de otro hombre. Provocar celos nunca falla.

Fue tal el efecto producido en Pablo que no pasó mucho tiempo para que se aproximara de Lorna. Unos días más tarde ella recibió una invitación para cenar en su casa. Un buen momento para dar el golpe y huir.

La noche de la cena Lorna estaba deslumbrante, cualquiera diría que esta vez Pablo se rendiría a sus encantos y entregaría todos sus secretos. Pero a pesar de utilizar toda su sensualidad y poner en práctica toda su astucia, Lorna sólo pudo consiguir unas pocas referencias sobre sus procedimientos de investigación fácilmente deducibles. El vino ya no le era de mucha ayuda, por lo que tuvo que recurrir a un viejo truco, colocar un somnífero en la bebida.

Cuando Pablo estaba bajo la influencia de la bebida bautizada y antes de que perdiera el conocimiento, Lorna logró obtener de él la ubicación de la caja fuerte, detrás de una pintura en la habitación y la combinación de números, pero no pudo obtener la información sobre la ubicación de la llave que la desbloquea.

_ Eres demasiado débil. Debería haber puesto una cantidad menor de la droga. ¿Dónde escondiste la llave?

Como la caja fuerte estaba realmente bloqueada, Lorna tuvo que registrar toda la casa en busca de la llave, hurgó en los cajones, revolvió armarios y estantes, abrió maletines y maletas y la llave no aparecía. Su última chance estaba en la cocina, sin la llave todo habría sido en vano. Y de tanto buscar, su trabajo finalmente tuvo su recompensa debajo de una taza de café.

Después de beber otra copa de vino, Lorna respiró hondo y comenzó la tarea de abrir la bendita caja fuerte. Era una caja fuerte con un secreto giratorio de sólo tres números.

_ Muy bien, lo primero que hay que hacer es desbloquear la caja fuerte. – Puso la llave y la giró en sentido contrario a las agujas del reloj, giró el volante hacia la derecha y escuchó un clic. Desbloqueado. Las cosas estaban saliendo bien, ahora tenía que seleccionar los números secretos en el selector numérico.

_ Diez a la derecha, quince a la izquierda y veinte a la derecha. Ahora sólo resta girar el volante a la derecha y "¡eureca!".

Ya con la caja fuerte abierta, Lorna bebió otra copa de vino y comenzó a fotografiar todos los documentos sin detenerse a examinarlos, no tenía tiempo para eso. Después de fotografiar todo, devolvió los documentos a la caja fuerte y dejó la llave donde la había encontrado. Limpió el desorden y se acostó junto a Pablo. Durmió como un angelito.

A la mañana siguiente Pablo se despertó con un terrible dolor de cabeza y sin recordar nada, pero sintió la falta de Lorna. Ella se había ido y para siempre.

Durante algún tiempo Pablo intentó localizar a Lorna sin éxito, ya no contestaba el teléfono, ya no frecuentaba los lugares conocidos y lo que era más extraño, había renunciado a su trabajo.

Meses más tarde, cuando el producto de su investigación estaba listo para ser lanzado al mercado, un laboratorio francés anunció el lanzamiento mundial de una crema rejuvenecedora con la misma fórmula de su investigación. Pablo fue despedido y demandado judicialmente, acusado de vender la fórmula.

Después de un año sin residencia fija, Lorna se instaló en París, donde creó su propia agencia de publicidad. En un hermoso día soleado cerca del mediodía, ella paseaba por el césped del Jardín Luxemburgo con su perro, un bello ejemplar de la raza Spaniel Continental Enano, cuando de repente un bandido intentó robar su reloj Cartier de oro con incrustaciones de diamantes. Por suerte para Lorna, Pierre, Director Ejecutivo de una de las mayores empresas de publicidad de Europa, que pasaba por el lugar en ese momento como lo hacía todos los días, logró ahuyentar al delincuente.

A partir de ese día, Lorna y Pierre comenzaron a encontrarse todos los días en el Jardín Luxemburgo a la hora del almuerzo.


Imagen: Rita Hayworth ‘Gilda’ 1946 – Image Conscious... Leia mais em https://scriv.com.br/horacio-daniel-sequeira-78555/adoravel-embusteira

Me gusta
Seguir al autor
Recomendar Obra